Este proyecto nace de la necesidad de acercar y dar a conocer los beneficios del Taiko, gran tambor japonés, a todas aquellas personas que alguna vez han sentido que no podían volver a disfrutar de la música.
La discapacidad auditiva no es un impedimento para sentir, crear y disfrutar de la música. El proyecto pretende enseñar y demostrar que las personas sordas no están excluidas del disfrute de la música, solo hay que saber hacerla llegar desde nuevas perspectivas. Para ello el proyecto trabaja la escucha desde el cuerpo, implicando la percepción a través de otros sentidos como la piel, la mirada o incluso la imaginación. Con ello se imparte confianza y seguridad en los participantes, a la vez que se convierte en un proyecto didáctico e inclusivo.
Un día recibí un mail de una mujer sorda que me pedía si por favor ella también podía tocar a pesar de su sordera, ya que había visto un espectáculo de Taiko y había vuelto a sentir la música.
“No escucho los golpes como vosotros, me llegan amortiguados y algunos apenas los percibo por vibración pero sigo el ritmo sin problema”, me dijo.
Sin dudarlo, quedamos, coloqué un Taiko entre nosotras y se abrió un mundo nuevo de posibilidades ante mí. Su expresión, su sonrisa y su entusiasmo fueron tan impresionantes que pensé que “eso” lo tenían que probar más personas sordas.
Proyecto en colaboración con MediaLab Prado. (2019-2020)