Durante el concierto hicimos un breve recorrido por la historia del taiko: su papel en los templos, en las batallas y en las celebraciones populares, donde siempre fue símbolo de unión y energía.
Hoy, el taiko se ha convertido en una forma de arte escénico que combina música, movimiento y expresión corporal —una experiencia que conecta a quien toca y a quien escucha a través de la vibración y el ritmo.
Interpretamos piezas como “Haru” de Joji Hirota y “Tanuki” de Andrés Esteban, además de canciones tradicionales japonesas como Kodomo Bayashi y Wa no Ichi de Kaoly Asano.
Cada una de ellas nos permitió mostrar distintos estilos y sonoridades del taiko, desde la precisión rítmica hasta la expresividad más libre.
También presentamos “Inori”, una pieza creada por nuestros propios alumnos y alumnas de TaikoMon durante las clases, que significa rezo, junto a Shibuya, inspirada en la energía vibrante del famoso barrio tokiota.
Estos temas reflejan lo que más nos apasiona: usar el taiko como herramienta de creación colectiva, conexión y comunidad.
Queremos agradecer profundamente al Ayuntamiento de Arganda del Rey por su confianza y apoyo continuo, y por permitirnos seguir difundiendo este arte a través de clases y talleres culturales desde hace ya cuatro años.
Y, por supuesto, gracias a todas las personas que nos acompañasteis esa noche: vuestra energía, vuestros aplausos y vuestras sonrisas hicieron que cada golpe del tambor resonara con más fuerza.
El taiko es, para nosotras, una forma de unir cuerpo, mente y espíritu a través del sonido.
En esta noche iluminada por velas, sentimos una vez más su poder para conectar y emocionar.
Gracias por ser parte de esta experiencia! 🥁🕯️✨