Hiroko Onoe, maestra de Nihon Buyō, nos acompañó con la elegancia y el refinamiento de la danza clásica japonesa. Su presencia sobre el escenario nos transportó a la esencia más tradicional de Japón, aportando belleza, sutileza y un profundo sentido del gesto.
Ayako Kishi, en danza shishimai, llenó el escenario de vida y simbolismo con esta danza ancestral del león japonés, que representa la fuerza, la protección y la celebración. Su energía y precisión escénica conectaron de inmediato con el público, creando un momento de gran impacto visual y emocional.
Antonio Enzan Olías, intérprete de shakuhachi (flauta japonesa de bambú), sumó una dimensión sonora de enorme riqueza y profundidad. Su música nos envolvió con su tono meditativo y espiritual, estableciendo un hermoso diálogo con el taiko.
Las colaboraciones con otros artistas han sido, desde el inicio, una parte fundamental de la historia de TaikoMon.
Siempre han surgido de manera natural, fruto del respeto y la admiración mutua, con un mismo propósito: sumar talento, profesionalidad y calidad artística a cada espectáculo.
Creemos firmemente en la importancia de compartir escenario con creadores que inspiran, que amplían los horizontes del taiko y que nos permiten ofrecer al público una experiencia más completa, diversa y emocionante.
Cada colaboración es un diálogo entre disciplinas, culturas y sensibilidades que nos enriquece y nos impulsa a seguir creciendo como artistas y como grupo.
Gracias, Hiroko, Ayako y Antonio, por acompañarnos en este viaje de Orígenes y por hacer de cada golpe, cada paso y cada nota, un momento inolvidable. 🥁✨